Es uno de los principales atractivos de la región Áncash. En ellas se observan comunidades donde todavía se usan el quipu y el trueque, y se han descubierto petroglifos.
Por David Gavidia.corresponsal diario La República
Chiquián es la puerta de entrada a la Cordillera Huayhuash, rodeado de altas cumbres nevadas y profundas quebradas. Es el segundo destino turístico de Áncash, después de Huaraz. Es un anfiteatro natural, donde deportes de aventura como el trekking, parapente o kayak encuentran un escenario ideal, lo mismo con el ecoturismo, turismo místico y vivencial.
En esta oportunidad un nuevo recorrido llamó la atención. Se trata de la Ruta de la Cantuta, con su capital Chiquián "Espejito del cielo", y que, en palabras del cineasta Roberto Aldave, presidente de Eco Aventura Perú, promotor de esta zona, resulta un verdadero laboratorio de investigación histórica y antropológica en la que se puede apreciar distintas etapas de la evolución de la cultura andina, desde el formativo hasta la actualidad.
COLOR DE LA CANTUTA: flor sagrada de los incas
En el recorrido se aprecian cuevas, formaciones rocosas, petroglifos, pinturas rupestres e innumerables vestigios arqueológicos. Allí florece la cantuta, en siete variados colores. "La ruta es un verdadero laboratorio de investigación para la arqueología y antropología, pues se hallan restos del hombre que habitó en las cuevas, hace más de 10 mil años", señala Aldave, quien, junto al arqueólogo Arturo Ruiz Estrada y el historiador Filomeno Zubieta publican el libro Chiquián, Arqueología, Identidad y Turismo.
DE QUIPUS Y PETROGLIFOS
Aire puro. La hermosa flor de la cantuta se observa a lo largo del recorrido. Abajo, un alto en el trayecto, los turistas hallan valiosas sensaciones.
En la Ruta de la Cantuta se aprecia la comunidad de Roca y Cuspón, en donde todavía se aprecia el uso del quipu con carácter funerario. "Cuando se muere una persona adulta, la Quipucamaya o Mama Licuna elabora un quipu que acompañará al difunto en su viaje a la eternidad para que lo defienda de los espíritus o demonios que hay en la otra vida. Se busca que el alma camine libremente. Aún se mantienen las costumbres prehispánicas", explica Arturo Ruiz Estrada.
Este monoquipu tiene una extensión de tres metros de largo. Su color es blanco y negro. Para los moradores, esto resulta ser un verdadero símbolo de resistencia cultural y cordón umbilical que los une con su "glorioso" pasado.
Otro de los atractivos de la zona es su gastronomía. Allí están la tradicional pachamanca, el jaca-rocro, el choclo con queso de Chiquián, las humitas (su consumo es entre junio y agosto) y la chicha, fermentada en cuntos, que es capaz de reparar los cuerpo de quienes siguen el camino por la Cordillera Huayhuash, 12 días de trekking en medio de los andes.
En este camino también se observan petroglifos con diseños geométricos, antropomorfos y otros difíciles de determinar en forma y tiempo. Se deben hacer más investigaciones y usar carbono 14 para saber a ciencia cierta su antigüedad. Lo mismo sucede con las pinturas rupestres.
DEL TRUEQUE
En el lugar todavía persisten costumbres como el trueque. En la comunidad de Roca, encontramos más de 200 variedades de papa. La ruta también comprende visitas por monumentos de piedra, mausoleos, centros fortificados que se hallan en las alturas, rodeados de murallas. Para acceder a ellos, no solo se llega en carro, también a lomo de bestia.
Los abundantes vestigios arqueológicos que existen en la zona, como el Castillo de Ticllos, y el pueblo de Matara, están rodeados de bosques de cantutas, uno de los atractivos que posee este recorrido, que se convierte en una nueva interesante ruta.
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